miércoles, 21 de enero de 2015

“NO TODO PADECIEMIENTO DEBE SER RESUELTO CON UNA PASTILLA"


En las últimas décadas, en medio de las campañas de los laboratorios y la necesidad de encontrar soluciones rápidas a comportamientos a veces vinculados con grandes cambios culturales, puede ser que se medique por problemas de aprendizaje o déficit de atención (ADHD) a la mitad de los chicos de una escuela o que se hable de medicamentos preventivos, sin conocer las consecuencias de la exposición prolongada a ciertas sustancias. La problemática comienza cuando se diagnostica a un chico con un cuestionario como: “¿dice malas palabras?”. Y si tiene más de diez preguntas positivas, ya está, se lo medica.... Antes hay que averiguar cómo hablan en esa familia.
Por ejemplo para tratar a un chico caprichoso u oposicionista desafiante. Y sí, si le das un psicofármaco, algo de eso va a parar. ¿Pero de qué se trata? ¿Es chico oposicionista en qué contexto, qué se considera oposición, a qué se resiste? Ésas son preguntas que hay que hacer antes de dar un medicamento, pero esto es más trabajo, mucho más personal capacitado, que incorporar un medicamento que produzca ganancias industriales. 
Sí, el complejo médico industrial, que tiene dos elementos: la producción de aparatología médica y la industria químico farmacéutica. Una gran empresa, cada vez que se le va a vencer una patente tiene que meter un medicamento que le dé una ganancia equivalente a la patente que se vence. Y como en cualquier producto necesita un mercado para ello. Esto obliga a ampliar el mundo de las patologías o pensar medicamentos no sólo como cura sino para lograr una salud "perfecta"

Alicia Stolkiner

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